Neutralidad

De repente una idea se incrusto en su cabeza de un modo vehemente: la neutralidad, como una ostra arraigada en lo más profundo de su Self, resguardaba la perla de la paz que su existencia clamaba.
Fue tan neutral que era imposible incluso afirmar si con su cuerpo exhalaba o inhalaba, fue incluso más neutral que las piedras. 
Murió, sin embargo, no escapó de sus huellas, de una profundamente subjetiva lápida y del mundo que lo vio dormir.